El bienestar de las personas: Pasar de la arquitectura del hardware a la del software

29 marzo, 2022

Desde hace años todos trabajamos para ser más verdes, porque el sector de la construcción es el responsable del 38% de los emisiones de dióxido de carbono.

La pandemia nos ha traído un desafío sin precedentes: hacer edificios que también sean el máximo de saludables. Es el caso del pionero edificio de oficinas Slow, en Sant Cugat del Vallès, del estudio BailoRull Arquitectura , formado por Manel Bailo y Rosa Rull, con el asesoramiento de la consultora especializada en espacios saludables H.A.O.S. Healthy Buildings . 

Es trata de una torre sobria forrada de metal y vidrio que se ha convertido en un hito urbano en un nuevo acceso a la ciudad. “La eficiencia energética monopolizó el discurso sobre la sostenibilidad, basada en el discurso de gastar más pero después recuperar la inversión”, afirma el director de H.A.O.S. Healthy Buildings, Ricard Santamaria. 

“Hemos pasado de la arquitectura del hardware a la del software”, dice el arquitecto Manuel Bailo para resumir como los widgets instalados en todo el edificio para controlar la calidad del aire, minimizar los campos eléctricos y magnéticos de la instalación eléctrica y tratar el agua, entre otras, se han sumado a mesures más tradicionales como tener en cuenta la orientación del edificio, los características de los fachadas según la radiación solar que reciben, la instalación de una planta fotovoltaica a la cubierta y de otra cubierta verde con especies autóctonas y que necesitan poca agua. El proyecto del edificio Slow es remonta a hace unos diez años y es fruto del diálogo de los arquitectos y la promotora, la inmobiliaria Marcove , con el Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès, porque el edificio pudiera ganar altura respete a sus vecinos y contribuir a poner los bases del futuro urbanismo de la zona, entre los usos industriales y los terciarios, y generar un interior de isla privado pero de uso público. El edificio Slow cuenta con 15.000 metros cuadrados distribuidos en ocho plantes. “Cuando empezamos el proyecto planteamos que en lugar de hacer un edificio de oficinas como los industriales que ya había, lo levantaríamos”, dice Bailo. Esto permitió ganar en fachada y conseguir más iluminación y ventilación. Y a la fachada sur hay una galería de 1,70 metros de anchura que permite que los trabajadores de las oficinas tengan un espacio exterior.

Fuente: Artículo del ARA

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